“La chica sale (…) gritando; me sacó un arma, me sacó un arma”

Palabras de Víctor Medina, dueño de la panificadora Espiga de Oro, ubicada sobre la calle Julio A. Roca. El lunes a las 9 de la mañana, a plena luz del día y con la cara descubierta como si fuera un cliente más, un ladrón entra impunemente con un arma envuelta en una campera y acciona un intento de robo. El delincuente compró un yogurt y cuando la empleada abre la caja para registrar la venta, es apuntada con un arma cargada. Tras un ataque de nervios que sufre la empleada, el asaltante huye sin llevarse nada.

El lunes a las 9 de la mañana, asaltaron la panificadora Espiga de Oro, ubicada sobre la calle Julio A. Roca. Un hombre, luego de estacionar su moto al frente del lugar, entró impunemente con un arma envuelta en una campera a plena luz del día mientras el personal atendía a un cliente.

El delincuente esperó que atiendan a la otra persona, compró un yogurt, sacó mil pesos para pagar y esperó que la empleada abra la caja registradora. En ese momento, saca el arma y la carga frente a ella. La joven sufre un ataque de nervios, grita desesperada y el delincuente se retira del lugar sin llevarse nada.

“La chica sale corriendo (…) gritando me sacó un arma, me sacó un arma”, relata Medina.

Según informó Medina a Noticias Jesús María, el estado de nervios de la empleada puede haber sido el motivo de huida del ladrón, “creo que fue lo que le acobardo para que no concluya el hecho”.

Luego del trágico hecho, la policía asistió al lugar cinco minutos después. Actualmente siguen buscando al delincuente siguiendo los rastros desde las cámaras del local.

“Es preocupante que pase de día, en pleno centro de Jesús María. Trabajo las 24 horas en el centro y en Malvinas y nunca habíamos tenido un hecho de esta magnitud, estamos realmente preocupados”, concluyó Medina.

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