Policías regalaron bicicletas a dos niños que caminaban 12 kilómetros para ir a la escuela
En la localidad de Tulumba, un oficial identificó que un niño de siete y una niña de diez años, caminaban 12 kilómetros diarios junto a su madre para ir y volver a la escuela. Acto seguido, conmovido por esta ardua rutina, contagió de solidaridad a sus compañeros y juntos consiguieron dos bicicletas. Los niños aprendieron a montar sus bicis, se transportan de una forma menos agotadora y llegan con energías al colegio.
Días atrás, la localidad de Villa Tulumba fue el lugar en donde surgió un gesto solidario que para muchos se convierte en un ejemplo de vida y en una historia que emociona completamente a quién la lea.
Un miércoles, Franco Palomeque, Sargento Primero de la Policía Provincial se encontraba haciendo su rutinario trabajo de guardia y patrullaje en el paraje Los Cajones.
Sobre el camino rural, identificó a dos pequeños de siete y diez años caminando velozmente junto a su madre. Cumpliendo su labor, el sargento Palomeque se dirigió hacia la familia para verificar que no estén atravesando por una situación de peligro.
La respuesta desconcertó al sargento; los niños le comentaron que todos los días caminaban 12 kilómetros para ir a una escuela ubicada en el paraje de La Toma y luego regresar a su hogar.
Como único recurso, diariamente la mujer acompaña a pie a sus hijos y juntos marchan sobre un camino rural durante varias horas.
Para colaborar con la familia, el suboficial compartió la situación con su jefe y colegas. La voluntad de los efectivos tuvo benéficos resultados y juntos lograron recuperar dos bicicletas, una para cada niño, como medio de transporte para que puedan trasladarse cómodamente.
Con bicicletas en manos, los efectivos se dirigieron a la casa de los pequeños para entregarles sus bicicletas. La madre, reveló que era la primera vez que sus hijos recibían un regalo de esta magnitud.
En un momento de emoción, los policías enseñaron a los pequeños a montar sus bicicletas para que nunca más vuelvan a tener que atravesar a pie ese camino agotador.