Colonia Caroya: En medio de un asalto violento, uno de los delincuentes la abrazó y le pidió perdón

Tres sujetos ingresaron a su casa en plena madrugada y la sorprendieron mientras estaba durmiendo. Mientras dos de ellos la sujetaban, otro revisaba todo el dormitorio en busca de dinero. Antes de irse sucedió algo inesperado

Una mujer mayor de edad que es docente en una escuela rural se encontraba durmiendo en su casa de calle 47, en Colonia Caroya, cuando fue sorprendida por tres delincuentes.

Al parecer ingresaron por una de las puertas traseras, que habría estado sin llave.

Cuando ella se despertó, tenía a tres hombres encima que la redujeron de inmediato y comenzaron a exigirle la entrega de “la plata”. “Callate y colaborá” le gritaba uno de los malvivientes, que era el más violento de los tres.

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Otro la sujetaba del cuello casi al punto de asfixiarla. La mujer, sin resistirse, les decía que no tenía nada para darles y hasta les ofreció la llave de su camioneta para que se fueran.

Así comenzaron a “dar vuelta todo” y lograron encontrar una suma en Euros que guardaba en uno de sus cajones. “Eran ahorros, pero no era mucho”, afirmó la víctima, que no quiso dar su identidad porque todavía no sale del estado de shock. “Me cambiaron la vida para siempre”, contó al borde de las lágrimas.

Ella vive sola, acompañada por sus tres perros, que extrañamente ni siquiera ladraron cuando ingresaron los asaltantes.

“A vos te vendieron, decí dónde está la plata”, insistían, tratando de encontrar un botín mayor.

La víctima contó que en el momento en que era abordada por los delincuentes “estaba conectada con Dios” y no paraba de rezar, rogando que se fueran de su casa.

Finalmente, cuando advirtieron que no había nada más, emprendieron la fuga, pero antes la maniataron de pies y manos con cordones de zapatillas.

Uno de los delincuentes, que estaba a cara descubierta, antes de irse, la abrazó y le dijo: “Perdonemé mamita”. La víctima, como pudo, le devolvió el abrazo y luego de preguntarle por qué hacían eso, le susurró una frase casi maternal: “que Dios te bendiga”. El ladrón sólo la miró y se fue.

A los pocos minutos ella pudo desatarse y pidió ayuda a los vecinos a través de una de las tapias, eran las 4:30 de la madrugada.

La Policía llegó a los pocos minutos, pero no encontraron rastros de los delincuentes, que aparentemente habrían escapado en un auto.

La víctima contó que hace dos meses le hackearon el celular y previo eso, ella había estado chateando con una amiga que vive en el exterior y le dijo que tenía una pequeña suma de euros en su casa. Piensa que, tal vez, de allí pudieron obtener el supuesto ‘dato’ los delincuentes que le quitaron la tranquilidad para siempre.

En horas de la mañana, la Policía Judicial estuvo en el lugar tratando de encontrar alguna pista que los ayude a resolver el caso.

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