Con gran éxito más de 500 personas se apuntaron a los talleres ancestrales de la feria de Sinsacate

Se trata de la segunda edición de la Feria de Sabores y Saberes del Monte. Para revalorizar las costumbres y habitar el monte nativo, más de 20 artesanos y productores de diferentes parajes se presentaron a transmitir saberes ancestrales. En los talleres se apuntaron cientos de personas para descubrir el secreto de algunas recetas ancestrales.

La jornada se desarrolló el sábado 13 de julio desde las 10.30 hasta las 17.30 en el predio de La Posta de Sinsacate.
Se trata de la segunda edición de la Feria de Sabores y Saberes del Monte organizada por el equipo del Museo Nacional Posta de Sinsacate, la Asociación Cultural Relatos del Viento y el municipio.

El presidente de la Asociación Cultural Relatos del Viento, investigador y divulgador de tradiciones orales, Pablo Rosalía comentó que este espacio permite acercar al público productos de excelencia con una elaboración y presentación cien por ciento artesanal.


“Es una manera de revalorizar nuestro monte nativo. La feria viene a traernos esos pedacitos de monte a través de productos que podemos probarlos u olerlos”, resumió Rosalía.


Durante la mañana y la tarde, se ofrecieron gratuitamente dos talleres para que los participantes puedan aprender a cocinar recetas ancestrales con productos del monte. Fue tal el éxito, que a pesar de ser con previa inscripción, se apuntaron más de 500 personas.


Desde el paraje de Cruz del Eje, Dora y Juana Bazán viajaron a la localidad para enseñar a hacer la sastaca y el sanco a base de charqui, dos comidas que además de ser riquísimas, casi están por extinguirse en Córdoba.
A la tarde, la repostera de Quilino, Adriana Caminiotti enseñó a hacer masas con harina de algarroba, chañar y mistol para luego crear alfajores, budines y panes con sabores al monte.

Durante toda la jornada montaron sus puestos más de 20 feriantes, artesanos y productores provenientes de Sierras Chicas, del Oeste, Noroeste y del Norte Cordobés con la particularidad que al menos uno o dos productos estuviesen relacionados con el monte. Se podía apreciar desde artesanías con fibras del monte, panificados con harinas del monte (chañar, mistol, algarroba), tinturas, yuyos y sahumadores del monte, y mucho más.


Rosalía comentó que junto a la asociación llevan investigando más de 20 años acerca de artesanos con leyendas, rituales o saberes gastronómicos. Así, llegaron a conocer hasta más de 500 hogares de la provincia de Córdoba. Entre las familias surgió la idea juntarse mediante una feria conjunta.

El público logró disfrutar de variadas actividades para pequeños, del repertorio de la banda “No queda otra folklore” y el debut de danza de la academia “Amancay”.
Entre los objetivos de estos espacios, se prioriza dar oportunidades a los artesanos que apuestan por este tipo de producciones no convencionales y revalorizar al monte nativo desde otras dimensiones como la gastronomía, salud, arte y más.

“Buscamos que el monte nativo no quede justamente en pasado, ni en una palabra bonita, porque cualquier lugar del mundo la identidad está vinculada al paisaje y nosotros tenemos ese problema. Como estamos colonizados y siempre miramos par otro lado descuidamos nuestra parte más genuina de identidad que es la que está conectada con el territorio”, reflexionó Rosalía.

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