Acusan a una Gendarme de la Escuela de Suboficiales de hacer “desnudar” y maltratar a más de 100 mujeres aspirantes
La causa fue iniciada en 2022 pero recién ahora trascendieron los detalles, a través de un informe de La Voz del Interior. Fue el mismo director del establecimiento en ese momento, Cte Sergio Oitana, quien habría denunciado ante la Justicia.
Según informó el matutino provincial, una gendarme fue enviada a juicio en Córdoba ya que habría humillado a 100 mujeres maltratándolas y haciéndolas posar desnudas, incluso durante su período menstrual, y hasta obligando a algunas a recitar el Decálogo del Gendarme Argentino sin ropa.
El juez federal N° 3 de Córdoba, Miguel Hugo Vaca Narvaja, envió a juicio a la imputada por presunto abuso de autoridad e incumplimiento de los deberes de funcionaria pública y exhibiciones obscenas.
Si bien los hechos habrían ocurrido en marzo de 2022, La Voz tuvo acceso a la investigación que recién se conoce ahora. Debido a la gravedad de la situación, no se difundirá el nombre de la procesada para evitar que, a través de ella, se identifique a las posibles víctimas.
Los hechos habrían ocurrido el 4 de marzo de 2022 en la Escuela de Suboficiales de la Gendarmería, en Jesús María. Al caer la tarde, la gendarme habría abusado de la autoridad humillando de manera arbitraria a 100 mujeres sometiéndolas a conductas denigrantes y de naturaleza sexual.
Les habría ordenado alistarse al pie de sus camas. Pero no de cualquier forma: debían hacerlo completamente desnudas, sin ninguna prenda de ropa interior que pudiera protegerlas.
De acuerdo con la investigación del fiscal N° 2, Carlos Casas Nóblega, la gendarme les habría ordenado, a su vez, levantar y mover las manos, impidiendo de esta forma cubrir sus partes íntimas hasta que el resto de las compañeras terminara de sacarse la ropa.
Luego debían volver a vestirse para –nuevamente- desnudarse. Habría hecho repetir la mecánica varias veces, mientras, paralelamente, les habría contado el tiempo que les tomaba cambiarse (de overol, a gimnasia, a baño; y luego, nuevamente overol, gimnasia, baño, y así sucesivamente) y desnudarse.
El hecho habría ocurrido cuando las jóvenes regresaban de la merienda y se aprestaban para “hacer baño”, es decir preparar sus objetos personales para ir a ducharse. La imputada les habría llamado la atención a algunas porque no habrían llevado parte del uniforme colocado (correaje con la bolsa de rancho) y porque otras habrían comenzado a “hacer baño” antes del horario establecido.
La orden de sacarse la ropa interior habría encontrado resistencia en algunas debido a que se encontraban en su período menstrual. Cuando advirtieron sobre esa delicada situación, la acusada les habría dicho de forma mordaz: “Por sacarse los protectores femeninos no van a desangrar…”. Y habría ido aún más allá advirtiéndoles que no la “obligaran”, ante su resistencia a la orden, a que tuviera que revisarlas.
Hasta habría compelido a algunas, seleccionadas de manera aleatoria y en desnudez total, que recitaran el Decálogo del Gendarme Argentino ante el escuadrón completo en el recinto femenino.
De acuerdo a una investigación de la Dirección General de Acompañamiento, Orientación y Protección a las Victimas (Dovic), que tomó la palabra a 8 víctimas, de este “ejercicio” surgirían casos de “maltrato” y “violencia sexual” y “de género”, algo que el abogado defensor de acusada, Dr Mauricio Arriagada, relativizó.
Según el informe de esta entidad, las mujeres que fueron sometidas a esta práctica habrían expresado sentimientos de “angustia”, “humillación” y “vergüenza”. Cabe aclarar que si bien fue una sola efectiva la que elevó un reclamo a las autoridades de la Escuela de Suboficiales, luego se hicieron encuestas a todas las involucradas en esta situación y a de allí surge la causa, que en la actualidad no tiene querellantes.
El mismo diario, La Voz del Interior, publicó: “Los testimonios fueron mayoritariamente coincidentes respecto a que estaban desnudas, con sentimientos de humillación y vergüenza. “Lo peor de todo es que ella se burlaba, se reía. Nos hizo sacar toda la ropa, que moviéramos las manos. Ella se divertía con todo esto, no sentía ningún remordimiento”, contó otra joven. “No entendíamos por qué estaba pasando, seguíamos órdenes. (…) Ninguna reaccionó, creíamos que podría ser peor. Ella estaba alterada y siempre está el temor a la posible sanción”, declaró otra”.
El mismo fiscal Casas Noblega, que está a cargo de la investigación habría detectado “violencia de tipo psicológica (la que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno desarrollo personal) y sexual (cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso carnal, del derecho de la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coacción, uso de la fuerza e intimación)”.
Aunque la causa fue elevada a juicio, el Tribunal Oral Federal Nº 1 se declaró incompetente y devolvió el expediente, dado que los delitos que se imputan tienen menos de dos años y medio de condena, con lo cual, la imputada no iría presa.
Cabe destacar que sigue perteneciendo a la Fuerza, aunque fue sancionada administrativamente.