Eduarda Peresotti: “Me ganaron por cansancio”
En el año 2003 comenzó una lucha infructuosa para que la Municipalidad de Colonia Caroya removiera la torre de 55 metros que está instalada detrás de su casa. “Nosotros no corremos riesgo de salud, corremos riesgo de vida”, afirmó la vecina del Lote XV.
Hace pocos días, la Municipalidad de Colonia Caroya, a través del Concejo Deliberante, aprobó cambios en la ordenanza que regula la instalación de torres de telefonía móvil y permitió que se instalen en la zona urbana.
Eduarda Peresotti fue pionera en la lucha contra las antenas, sobre todo por lo que implica vivir con una enorme columna de 55 metros de altura emplazada a metros del patio de su casa, sobre calle Pedro Patat.
Desde el año 2003 presentó varios reclamos y hubo un movimiento “antiantenas” que durante mucho tiempo estuvo muy activo en Colonia Caroya, pero el paso del tiempo modificó ese estado de cosas.
Eduarda aseguró que todavía tiene guardados todos los elementos que se fueron desprendiendo de la torre y cayeron en su casa, llegando incluso a agujerearle el techo de su quincho.
“El problema es que nosotros no corremos riesgo de salud, corremos riesgo de vida”, afirmó.
Sostuvo que los distintos gobernantes que fueron pasando por el Ejecutivo siempre le prometieron que iban a remover esa torre, pero todavía sigue allí, estoica como cuando fue instalada, a principios del 2000.
“Ahora les cae justo para no mover nada, siempre va a ser con la misma mentira, la tecnología es muy buena, es importante, pero tenemos que tener tecnología sin molestar al otro y acá en la Colonia tenemos que ver tanto los gobernantes que tenemos, que si nosotros no pagamos los impuestos los empleados no cobran, tienen que cuidar a su pueblo, tienen que cuidar a su gente, y tienen que escucharla también”, sentenció Peresotti, que siempre se caracterizó por su frontalidad.
En el medio hubo abogados que quisieron iniciar una causa judicial, pero como ella nunca tuvo dinero, todo se fue diluyendo.
“Te piden opinión y hacen lo que quieren, opté por dejarlo, dije, algún día o la trasladarán o me moriré yo, y se acabará el problema, es la solución”, ironizó.
Eduarda sostuvo, incluso, que su casa se desvalorizó desde que instalaron la antena, que es la única que actualmente sostiene activo el servicio 4G en la ciudad.
A pesar de sus fuertes cuestionamientos a la antena, ahora tiene celular porque sus familiares el obsequiaron uno. “No porque lo haya comprado, me lo regalaron”, deslizó.
“El celular es para las personas que trabajan, pero el celular se lo usa para secuestrar, para matar, para violar, el celular es un arma de fuego porque no todos lo usan para cosas propias”, opinó.
Aunque se mostró dolida con la decisión unánime de los concejales caroyenses, está resignada a tener que seguir conviviendo con la famosa “antena de la Patat”, como todos la llaman.