Los profesionales Federico Torriglia, Alejandra Rossi y Misael Farías abordaron consejos para hablar con personas que tienen tendencias suicidas e identificar síntomas.

El respónsale del Área de Salud Mental de Jesús María, Federico Torriglia declaró que desde hace tiempo vienen trabajando sobre la prevención del suicidio. A pesar que en un comienzo eran pocos, paulatinamente las personas se animaron a concurrir a espacios abiertos para contar lo que les sucedía.

Consideró que actualmente hay menos “tabú, miedo o prejuicio”, y existe una posibilidad de diálogo temprano en el que todas las personas se involucran.

La licenciada Alejandra Rossi insistió en que hay que dejar de relegar al suicidio a un espacio de tabú. Explicó que la sociedad deben poner el tema en diálogo para luego identificarlo, brindar ayuda y mostrar la posibilidad de una salida.

Preguntar si la persona alguna vez pensó en el suicidio es vital para que a partir de una escucha, se pueda ayudar. Desmintió el mito de que “hablar del suicidio es ponerle una idea a alguien más”.

“Al preguntar, uno está propiciado un espacio para que alguien diga que está mal. Escuchar puede ser una oportunidad de cambio para una vida más saludable”, agregó Rossi.

Científicamente se comprobó que el suicidio se da en situaciones de crisis. La profesional explicó que toda persona pude salir de una crisis, dado que el aparto psíquico no logra permanecer por largos periodos en esa situación.

“Quitándose la vida nadir resuelve ningún problema más que un dolor psicológico. De la crisis salimos, de la muerte no”, aclaró.

Cuando una persona comunica que quiere suicidarse lo hace en un momento en el que duda entre seguir con vida o morir, por lo que está manifestando un claro pedido de ayuda.

Torriglia mencionó que esta problemática se presenta en todo tipo de edades en donde se pueden identificar autolesiones, intentos de suicidios y consumo problemático de sustancias.

“Creo que los adolescentes, tienen acceso a cosas que antes uno no tenía. Están viviendo una realidad que los pone en contacto con situaciones en donde hay que intervenir para ayudarlos a medir, limitar y no exceder o no caer en riesgo”.

Remarcó en la constancia que las personas deben tener en los tratamientos, dado que es una etapa de aprendizaje en donde lleva tiempo incorporar nuevos hábitos, costumbres y formas de resolver.

Misael Moreno Farías explicó al abordar el suicidio, muchas veces existe información que puede resultar útil y a la vez dañina. Considera contraproducente todo dato que se refiera al suicidio como una solución, a métodos suicidas, o la tendencia de culpar a la familia o al entorno.

De modo opuesto, es de utilidad replicar información sobre lugares que brindan ayuda, testimonios de personas que atravesaron situaciones similares y salieron adelante y alertas o síntomas que puede tener una persona.

Farías mencionó que existen múltiples señales verbales que alertan sobre el suicidio, como comunicaciones relativas a la muerte, que la persona se siente una carga para los demás o que no encuentre salida o solución a sus problemas.

Las señales no verbales tienen que ver con cambios en el estado de ánimo como la angustia, irritabilidad, desánimo, falta de ganas, pérdida de peso o descuido de la imagen. Despedirse de manera encubierta y mostrarse repentinamente bien, es otro síntoma.

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