Un club caroyense redescubrió un enorme sótano y quiere convertirlo en museo

La institución tiene 92 años y está recuperando un espacio subterráneo construido a mediados de los años ’50.

El Club Juventud Agraria Colón cumplió 92 años y actualmente se desarrollan unas 20 disciplinas deportivas en sus instalaciones, siendo el fútbol su columna vertebral.

Nació el 1° de mayo de 1932 como consecuencia del enorme apogeo de la Cooperativa Vitivinícola La Caroyense, que era la bodega más grande de Córdoba.

En los últimos meses, la nueva Comisión Directiva de la institución comenzó una serie de reformas edilicias para brindar más comodidad a sus socios. El edificio tiene dos plantas y cuenta con dos salones de fiesta, una biblioteca, un cine y hasta una radio comunitaria.

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En ese contexto redescubrieron un enorme sótano que estaba repleto de trastos viejos y era utilizado como depósito, por lo que decidieron limpiarlo.

Allí se encontraron con un enorme espacio que tiene varios ambientes y que, más allá del paso del tiempo, se mantuvo en perfectas condiciones.

Ahora quieren transformarlo en un museo para que toda la gente pueda visitarlo, ya que es una parte importante de la historia del club.

Sobreviviente de otra época

En 1955, Don Santos Prosdósimo y su esposa, Teresa Viel, se hicieron cargo del bar que funcionaba en el club.

Uno de los siete hijos del matrimonio, Luis (87), contó que trabajaba toda la familia y a veces no alcanzaban a atender a todos los clientes, debido a gran cantidad de gente que llegaba a diario.

Justo al frente funcionaba Bodega La Caroyense, que estaba en su máximo esplendor y atraía productores y trabajadores de todos los rincones de Córdoba y el resto del país.

Con el paso del tiempo, la actividad de la cantina cada vez crecía más y comenzaron a traer salames para vender, pero hacer un viaje a buscar la mercadería, en ese tiempo, era toda una osadía, por lo que el mismo club tomó una decisión trascendental.

Luis relató que, el entonces presidente de la Comisión, Valentín Braida, decidió contratar a un arquitecto para que construyera un enorme sótano debajo del bar y de inmediato pusieron manos a la obra.

En pocos meses, ya tenían listo este lugar, que tenía capacidad para guardar unos 200 kilos de salame.

Al ingresar, uno no sólo se sorprende por la magnitud del sótano, que cuenta con varios ambientes, sino que aún se percibe el olor característico de la mufa que recubre este producto tan emblemático para Colonia Caroya.

Sólo tres de los siete hermanos sobreviven a aquella época, pero Luis guarda en su memoria detalles vívidos de cuando ayudaba a su mamá en la cocina mientras María Luisa, Miguel Ángel, Teresa, Beatríz, Héctor y Marta, se encargaban del resto de las actividades junto a su papá.

De sótano a museo

En la actualidad el bar dejó de funcionar y durante muchísimos años, el viejo sótano sólo se utilizó como un depósito de cosas que iban quedando perdidas en el tiempo.

Ahora, la nueva Comisión Directiva tiene muchas intenciones de utilizar este espacio para transformarlo en un museo donde se pueda exhibir parte de la historia del club, que junto con el “Bochas Sport”, es uno de los dos más emblemáticos de la ciudad.

En pocos días más, el próximo domingo 13 de octubre, se realizará en Colonia Caroya la Fiesta del Salame Típico y quienes asistan al evento tendrán la posibilidad de conocer este rincón redescubierto después de casi 60 años.

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