Festival 2024: Compartieron una trinchera en Malvinas y se reencontraron después de 38 años
“Más que amigos, somos hermanos”, afirman orgullosos estos ex combatientes, que pasaron casi cuatro décadas sin verse. Hoy comparten un fernet en el Festival Nacional de Doma y Folklore, pero no olvidan la experiencia que vivieron durante la guerra.
Bahía de los Zorros fue el enclave que los encontró juntos en un “pozo” durante 58 días. Con temperaturas gélidas y sin comida, resistieron los embates del ejército inglés y fueron los últimos en entregar las armas.
Eduardo Álamo y Hugo Bowen eran dos adolescentes en 1982, cuando la Guerra de Malvinas cruzó sus destinos. Uno es descendiente de sanavirones y el otro tiene ascendentes galeses, “pero tenemos la misma sangre”, recitan casi a dúo.
Fueron enviados al último enclave que entregó las armas al ejército inglés y compartieron por casi dos meses la trinchera que ellos mismos cavaron en la isla.
Los días y las noches se hacían interminables, con un frío que penetraba hasta los huesos y la poca comida que les llegaba, dado que estaban rodeados por el enemigo.
Allí se conocieron y entablaron una amistad que se transformó en una verdadera hermandad, que fue puesta en pausa al final de la Guerra, cuando cada uno siguió su destino.
Eduardo regresó a Colonia Caroya, de donde es oriundo, y Hugo volvió a su Dolavon natal, en la provincia de Chubut.
Estuvieron 38 años sin verse, hasta que finalmente pudieron reencontrarse y fundirse en un abrazo reparador. Hoy tratan de recuperar el tiempo perdido y se visitan periódicamente.
Este sábado Eduardo llevó a Hugo a conocer el Festival Nacional de Doma y Folklore y pudieron disfrutar de un fernet, una rica cena y el afecto de sus respectivas familias.
Los dos se miran y se emocionan por lo que significó aquella experiencia que guardan con mucho celo en el corazón, pero que también es un mensaje para las nuevas generaciones, que no tienen tan presente lo que sucedió.
Hugo sostuvo que le sirvió para ser resiliente, transformando aquellos días en los que vivía con miedo a morir, en voluntad para cumplir uno de sus sueños, que era ser criador de ovejas.
Eduardo se dedicó a trabajar y llegó a ser encargado en una estación de servicio, pero siempre mantuvo encendida la llama de Malvinas. Hace algunos años fundó la Asociación de Veteranos de Guerra del Norte de Córdoba, que continúa desarrollando actividades de la memoria, sobre todo en instituciones educativas.
“El 2 de abril se van a cumplir 42 años de la Guerra, yo compartí con él 58 días en un pozo y más que amistad, era una hermandad, yo siento que es mi hermano, es el hermano que me regaló Malvinas, cerró.