La farmacéutica caroyense que fabrica repelentes naturales en su laboratorio
Guadalupe Ñañez asegura que su gran pasión es la elaboración de productos y, ante la crisis de la industria, decidió avanzar en una composición propia, libre de químicos y a base de plantas.
A medida que la epidemia del dengue se agravó, se generó una gran crisis por la escasez de repelentes, lo que trajo como consecuencia que los precios se elevaran de una manera absurda.
En la actualidad, un pote de cualquier producto industrializado está rozando los 10.000 pesos.
Es por eso que la farmacéutica caroyense Guadalupe Ñañez decidió avanzar en la fabricación de repelentes naturales en su propio laboratorio.
Se trata de un producto totalmente natural, realizado a base de “extractos glicólicos”, que es un procedimiento químico a través del cual se obtienen los principios activos de las plantas.
Para ello utiliza cuasia, suico y lavanda, además de aceite esencial de citronella y glicerina, lo que permite humectar la piel. Muchos de los repelentes industriales tienen una base de alcohol, por lo que son muy volátiles.
Guadalupe explicó que tampoco se utilizan “parabenos”, que son los típicos conservantes que usan los laboratorios.
Contó que todo parte de un proceso de maceración de las plantas para poder obtener sus propiedades y luego se realizan “complejos” (mezclas) de donde se obtiene el repelente que, aseguró, es “totalmente natural”.
Previo a eso ella utilizaba los denominados compuestos Dip, que son activos químicos sintéticos, pero debido al faltante de los mismos, optó por diseñar este nuevo producto, que es muy utilizado.
“Me da satisfacción que quienes lo llevan, vuelven a buscar más”, afirmó.
Otro de los beneficios de este tipo de repelentes naturales es que se pueden aplicar en la piel de niños, sobre plantas, piletas o cualquier espacio verde donde puedan estar los mosquitos aedes aegypti, que son los transmisores del dengue, el zika y el chikungunya, entre otras enfermedades.
Esta farmacéutica caroyense sostuvo que, realizar este tipo de elaboraciones, es su pasión, y dejó en claro que se trata de un producto hecho “con una base científica”, lejos de las fórmulas mágicas que muchas veces se difunden a través de redes sociales y que no tienen un efecto real.
Además, consideró esto como un servicio a la comunidad, no sólo por el faltante de repelentes industriales, sino también por los precios.
“Estos son mucho más económicos”, destacó. Alrededor de 200 mililitros se pueden comprar a unos 5000 pesos, menos de la mitad de lo que cuesta cualquier producto en el mercado.
No son muchos los farmacéuticos que realizan formulaciones, dado que esto requiere una especialización que no siempre está al alcance de todos, ya que conlleva tiempo y recursos.