El enoturismo es el futuro de la vitivinicultura de Colonia Caroya
Con una producción de vides por debajo del 1% a nivel nacional, la provincia recibe el 12% de los visitantes que quieren vivir una experiencia enológica. Se ofrecen productos de alta gama y recorridos que activan lo sensorial.
La Agencia Jesús María del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) inició a fines del año pasado un proceso de capacitaciones que se extenderá por 24 meses.
Con financiamiento propio y aportes de la Corporación Vitivinícola, la Municipalidad de Colonia Caroya y empresas como Bodega La Caroyense, se está desarrollando una actualización de conocimiento que abarca a toda la cadena productiva del sector.
El titular del Inta Jesús María, Ing Adolfo Grión, afirmó que se trata de un “proyecto local” que tendrá impacto en las cuatro regiones donde se está desarrollando el enoturismo: Calamuchita, Cruz del Eje, Traslasierra y el norte de Córdoba.
Esta iniciativa tiene como objetivo la capacitación y la experimentación a campo, para mejorar la calidad de la producción y hacerla más eficiente.
Hasta fines de los ’70, Córdoba contaba con 1200 hectáreas implantadas con viñedos y ocho bodegas que producían más de medio millón de litros de vino al año, sólo en Colonia Caroya.
Pero las diversas crisis económicas y algunas circunstancias climáticas, hicieron caer drásticamente los números y en la actualidad sólo hay 276 hectáreas con vides, lo que ubica a la provincia en el 8° lugar a nivel nacional.
De todas maneras, lo llamativo es que Córdoba ocupa el tercer lugar en el ranking de visitantes a bodegas, con más de 150.000 personas que pasan por diversos establecimientos anualmente, lo que representa el 12% del total del país.
Grión sostuvo que estos números dejan a las claras que hay una rápida y profunda transformación del sector, que dejó de ser importante en cantidad, pero sí se destaca por la calidad de sus vinos, que todos los años reciben premios en los concursos nacionales e internacionales.
En la Provincia existen productores que trabajan en diversas escalas, ubicados en zonas agroecológicas: por un lado, los Valles de las Sierras Chicas, Punilla, Calamuchita, Paravachasca y Traslasierras, y por otro, el Norte de Córdoba que incluye Cruz del Eje, Ischilín y San Pedro Norte.
En estos viñedos, se destacan las variedades Malbec, Cabernet Sauvignon, Pinot Noir, Sauvignon Blanc y la variedad Isabella (frambua), entre otros.
Con la participación de la Facultad de Agronomía de la UNC y la Universidad de Villa María, técnicos especializados son los encargados de brindar las capacitaciones, que se enfocan en el sostenimiento de la 4que buscan los turistas que llegan a Córdoba.
Grión destacó que están participando más de 150 productores de toda la cadena vitícola y se ve claramente que hay un recambio generacional, con jóvenes que apuestan a ofrecer este tipo de productos en bodegas boutique, con alquiler de cabañas y propuestas gastronómicas.
Sólo Bodega La Caroyense es una de las cinco más visitadas del país y hay otras iniciativas que se van surgiendo con enfoques similares, concentrados en la experiencia, pero sin descuidar la calidad de los vinos.
El propio Grión aseveró que esta actividad turística es la que dota de recursos genuinos a un sector que está resurgiendo después de una etapa, no tan lejana, en la que todos creían que estaba al borde de la extinción.