Martina Grión: la caroyense no vidente que está en el cuadro de honor de la Facultad de Derecho
Esta semana le anunciaron que iba a ser la escolta de la bandera por su promedio de 9.90. Cursa el 5° Año de la carrera en la UNC y dijo que el estudio siempre fue para ella una prioridad
Martina Grión tiene 22 años y desde que tenía 9, comenzó a perder la visión por una enfermedad crónica que afectó sus ojos.
Esto no fue ningún impedimento para que ella pueda desarrollar todos sus talentos y su pasión.
Este lunes la llamaron desde la Facultad de Derecho, donde cursa el 5° Año de Abogacía, para informarle que iba a formar parte del cuadro de honor por su promedio de 9.90.
“Fue una gran sorpresa”, afirmó, todavía muy contenta con este importante reconocimiento a su esfuerzo.
Por lo general, la escuadra de Bandera está conformada por alumnos de 6° Año, pero el reglamento permite que al menos dos integrantes puedan ser de 5° si se destacan académicamente, como es el caso de Martina, que a la vez se convierte en la primera alumna con discapacidad en ocupar ese lugar.
Cuando es consultada por sus logros, ella responde con la humildad que la caracteriza: “es organizarse, ordenar metas y obtener resultados”.
Es una apasionada de la lectura y le gusta mucho aprender, desde muy chica, por eso siempre estuvo ligada a los libros.
Cuando comenzó a perder la visión, a los 9 años, buscó distintas herramientas que le permitieran seguir leyendo. Si bien usó por un tiempo el braille, era muy lento y por eso optó por otras herramientas digitales.
En su computadora tiene instalado un programa de lectura de pantalla y de esa forma puede estudiar y hacer resúmenes. No es tarea fácil cuando se trata de leyes y códigos legales.
Por eso agradeció a su familia, que siempre la estuvo acompañando, en cada uno de los pasos que le tocó dar.
Otra de sus facetas es la artística. Martina estudia Tecnicatura en Vocalista Superior en la Escuela de Música de Colonia Caroya y actúa en distintos eventos regionales.
Es fanática de Abel Pintos y tiene el sueño de poder conocerlo y cantar con él.
Durante la Pandemia, cuando todos estaban encerrados en su casa debido al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, ella salía todas las noches al balcón de su casa y cantaba el Ave María a capela. Era emocionante poder escuchar esa voz de esperanza en medio de la situación que se estaba viviendo.
Martina es un verdadero ejemplo de esfuerzo y voluntad, y hasta en los momentos más difíciles, es capaz de ofrecer algo de lo que tiene para darle al mundo.