Una vida, cientos de animales salvados: Mara, la caroyense que fundó una asociación y cobija a 30 animales en su patio
Mara es una caroyense que se sacrifica por el bienestar de los animales. Desde hace más de 20 años fundó un grupo de voluntarios llamado “Salvando Huellas”. Con tal sólo 15 años se dedicó a ser rescatista. Hoy es el motor de un grupo que recibe altas demandas de casos.
Mara es una vecina de 46 años, trabajadora, madre de familia y proteccionista, que vive en la ciudad de Colonia Caroya. En su temprana juventud descubrió su amor hacia los animales y desde ese momento supo que quería trabajar como voluntaria.
Comenzó cuando tenía 15 años, su legado familiar fue una gran influencia que la hizo involucrarse con la causa hasta su adultez.
Lleva más de 20 años en este rubro, y se consolidó entre las promotoras más reconocidas de la ciudad por su desempeño en importantes campañas de rescate y cuidado animal.
Cerca del año 2004 fundó el conocido grupo de voluntarios llamado “Salvando Huellas” que llegó a tener tanto prestigio al punto de trabajar conjuntamente a la par de los refugios municipales y otras organizaciones.
“Surgió de un grupo de personas que estaban trabajando cada uno por su cuenta. Decidimos unirnos para hacer algo más grande”, recordó Mara.
Salvando Huellas se convirtió en una asociación sin fines de lucro que reunió a decenas de voluntarios interesados en brindar su tiempo y recursos para darle una mejor vida a los animales de la calle y de barrios carenciados.
“Pensamos que los animales sienten igual que las personas. Tienen hambre, frío y oportunidad de libertad. Se fue dando que íbamos ayudando y nos hicimos conocidos en el tema”, contó.
En sus comienzos, la asociación estaba integrada por una gran cantidad de personas. Pero con el tiempo muchos fueron priorizando otros intereses. Así, Mara quedó sola a cargo de un prestigioso grupo que a diario recibe cientos de animales desamparados.
“En este momento solo quedé yo, que recibo ayuda de mis familiares y amigos. Siempre buscamos la colaboración de la gente, de personas extras que manejan las redes sociales y se suman a los eventos”, detalló la proteccionista.
Al no contar con un espacio físico y estar sola en la causa, Mara se responsabiliza de más de treinta animales que viven en el patio de su casa. Desde perros, caballos hasta una chancha rescatada desde hace un par de años.
Su familia, que tiene un “sentimiento muy especial” por los animales y por su hija, la ayudan en cada oportunidad que encuentran.
Convivir con tantos animales rescatados implica un gran desafío para la proteccionista, que tuvo que adecuar su casa completamente. Dado que los animales se reúnen en jaurías, optó por dividir su patio en varios espacios para lograr una convivencia en armonía.
Esto conlleva un gasto económico; la mujer explicó que tiene que contar con la colaboración de un personal para el cuidado y atención de cada mascota.
A pesar de brindar un espacio solidario, indicó que la gente “se abusa” de la solidaridad. Muchas veces tuvo que resguardar su domicilio porque al volver de su trabajo se encontró con cajas llenas de animales abandonados en la puerta de su casa.
La labor proteccionista se convirtió en una cruda realidad que conlleva grandes sacrificios. Actualmente, Mara contó que las protectoras de animales atraviesan altas demandas de casos y cuentan con escasos financiamientos para pagar las deudas con las veterinarias.
Si bien, la asociación trabaja con una veterinaria de Jesús y Colonia Caroya, que son flexibles en los plazos de pagos, las cuentas se hacen imposibles de pagar.
En este momento, la proteccionista se mantiene en pie con la colaboración de los vecinos. En cortos periodos de tiempo organiza eventos, ferias, sorteos, rifas, entre otras actividades. La asociación atendió tantos casos de animales que tienen una deuda de casi dos millones de pesos.
Recordar que se habilitó una colaboración monetaria libre que se destina al pago de gastos. Cualquiera puede solidarizarse con vehículos, traslados , hogares provisorios, adopciones, donaciones y más.