“Soy testimonio de que se puede, el diagnóstico de cáncer tomado a tiempo es una sentencia a una nueva vida”

Te contamos la historia de Lorena Pitavino, una de las tantas mujeres que transita el Cáncer de Mama. Vive en Colonia Caroya, sin tener antecedentes familiares fue diagnosticada en el año 2018 y se operó el mismo año un 19 de octubre fecha del Día Mundial contra el Cáncer de Mama. En su testimonio nos cuenta todos los momentos y etapas que atravesó para superar la enfermedad y encontrarse a un paso de su alta.

Lorena Pitavino, es una de las tantas mujeres de la sociedad que transita el Cáncer de Mama, fue diagnosticada en el año 2018 y se operó el 19 de octubre (del mismo año) en el Día Mundial contra el Cáncer de Mama. 

A cinco años de ser diagnosticada, actualmente se encuentra transitando la última etapa de su tratamiento con una medicación oral por día. En principio se sometió a una cirugía, luego del 4 de enero al 17 de mayo del 2019  se realizó quimioterapias y posteriormente pasó por 31 sesiones de rayos todos los días. 

“Soy testimonio de que se puede, el diagnóstico no es una sentencia de muerte, el diagnóstico de cáncer   tomado a tiempo es una sentencia a una nueva vida”, reflexionó.

Lorena aclaró que cada caso de Cáncer de Mama es diferente y que no se parece nada a lo que uno acostumbra ver en las películas. Cada paciente es un mundo y puede tener diversos tratamientos en relación a la decisión que tome su ginecóloga y oncólogo.

“La ginecóloga hizo todo rápido, fue un angel para mi porque detectado a tiempo el tratamiento es menos invasivo y bueno soy el claro testimonio de que con un diagnóstico de cáncer se puede”, refirió a su caso. 

Cuando preguntamos cómo inició todo, Lorena contó que se palpó un bulto en la mama derecha y luego de unos meses, al notar un crecimiento se dirigió a una especialista en salud:

“Yo no tenía antecedentes en mi familia, y bueno me palpé esa bolita que el primer mes pasó. Al mes siguiente en la etapa de la mestruacion me la volví a palpar porque se hacia mas grande en ese momento, entonces ahí fui al ginecologo”.

Atravesar el cáncer para Lorena fue duro y en su instinto materno, uno de los miedos más grandes fue pensar en sus hijos. Al principio “estaba negada” y el diálogo se generaba en la intimidad de la familia o con el oncólogo. No obstante con el tiempo aprendió y se informó sobre muchas cosas que antes no sabía. 

“Desde el momento en que te dan el diagnóstico parece que se te cae el techo arriba de la cabeza”, expresó con un un nudo en la garganta. 

A pesar de tener días vulnerables, Lorena contó que el apoyo de su familia y su humor fueron dos sostenes inquebrantables que la ayudaron a afrontar su enfermedad. 

“Es como el Fernet un 70/30, tenés que ponerle 70 vos y 30 la ciencia. En todas las semanas que me hicieron  análisis nunca me bajaron las plaquetas (…) porque yo estaba pum para arriba, por supuesto que tenía mis momentos malos”, reflexionó.  

Una de las etapas más difíciles para Lorena fue la caída de su cabello a causa de las fuertes dosis de quimioterapia. Fue cuando más notó el prejuicio y el peso de la mirada de la gente al ver una mujer con  turbante y barbijo. 

“Tu cuerpo cambia para siempre. No sos la misma físicamente, no sos la misma mentalmente y  lo más duro es cuando se te cae el pelo”, agregó.

En su testimonio hizo un huequito para dejar un mensaje de concientización a todas las mujeres de la sociedad:

“Por ahí es engorroso ir al médico , yo siempre digo, ponganse el día de cumpleaños como una fecha para sacar el turno, que sea una vez al año y  el autocontrol todo el tiempo”, concluyó.

Finalmente contó que no asocian el cáncer como lucha, en respeto a todas aquellas mujeres que hoy no están. “Yo tuve una prima y una amiga que murieron ¿Entonces significa que no lucharon? ¿La que no pudo quiere decir que no luchó?. Esa palabra no me gusta usarla”,finalizó. 

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