Carlos Fernández: “Si le pasan la motosierra al PAMI, nos van a cortar las piernas a muchos”

El titular del Sanatorio Caroya “difícil” en la que se encuentra la salud privada, pero reconoció que las dos obras sociales públicas son las que están sosteniendo, en gran medida, el sistema. La suba en los insumos y los costos fue “descomunal”, pero muchas prestaciones se cobran con 90 y hasta 120 días de demora, con lo cual, la inflación se va comiendo el dinero. Lo más doloroso es la implementación de los “copagos” que deben abonar los pacientes.

Como lo venimos reflejando desde hace tiempo, los centros privados de salud están atravesando un momento sumamente difícil, que tiene una complejidad que a veces es difícil de explicar y de sobrellevar.

El titular de Sanatorio Caroya, Carlos Fernádez, es uno de los hombres que más conoce cómo funciona el sistema y no oculta su desazón frente a un contexto inflacionario que les “pega de lleno”, como él mismo describe.

El primer punto a tener en cuenta es que los montos que cobras las clínicas y sanatorios no los definen las instituciones, sino las obras sociales. Muchas de ellas tienen nomencladores subvaluados, es decir, pagan menos de lo que cuesta la atención médica, sumado a que el pago se hace efectivo recién a los 90 días. Con una inflación de 140 por ciento interanual, se hace insostenible.

Distinto es el caso de Apross y PAMI, las dos grandes prestadoras estatales, que abonan con un periodo de dilación más corto.

En el caso de la primera, manejada por la Provincia, usa el “método fernet”, como aseguró entre risas Fernández, pagando el 70 por ciento al inicio de cada mes y el 30 por ciento restante los últimos días.

Distinta es la situación de PAMI, de la Nación, que abona con unos 20 días de demora entre la presentación de las facturas y el pago efectivo de las prestaciones.

Fernández reconoció que en los últimos dos meses la obra social de los jubilados, como se la conoce comúnmente, aplicó dos aumentos que posibilitaron afrontar aumentos de sueldo al personal. Ese fue un gran alivio para las tambaleantes cuentas de los centros de salud privados.

El otro gran grupo lo integran las 108 obras sociales que tienen afiliados en la zona y brindan cobertura en las clínicas locales. Casi la totalidad, paga con 90 y hasta 120 días de demora.

Esto hizo aparecer el esquema de “copagos”, que son un golpe más al bolsillo de los pacientes, que además de pagar todos los meses la cuota correspondiente a su obra social, debe pagar montos variados cada vez que realiza una consulta. Los montos van desde los 1500 a los 3000 pesos aproximadamente, con algunas excepciones.

Todo este panorama se ve agravado por los incrementos en los insumos, cuyos proveedores imponen precios muy por encima de la inflación. Fernández contó que algunos cotizan “a dólar blue”, pero cuando este cambio ilegal baja en relación al peso, los precios no bajan en el mismo sentido. Esto habla a las claras de la especulación que llevan adelante.

Como corolario de este cuadro de situación, la demanda de atenciones médicas disminuyó en los últimos 15 días. Un paciente debe contar con entre 10 y 15 mil pesos cada vez que va a una consulta, si considera el copago, alguna práctica de laboratorio o imágenes, y lo que debe gastar en la farmacia.

Y aunque no es regla general, algunos profesionales cobran un coseguro extra para alcanzar el “pago ético” establecido por el Consejo de Médicos.

Fernández subrayó la importancia del PAMI para la supervivencia del sistema privado y la transparencia con la que se viene manejando.

En un momento donde se debate si hay que virar hacia un sistema meramente privado, son las dos obras sociales estatales las que sostienen el andamiaje en marcha.

“Si le pasan la motosierra al PAMI, nos van a cortar las piernas a muchos”, finalizó Fernández, en clara alusión al candidato libertario Javier Milei.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *