El drama de los cementerios: ¿El fin del ritual de los cuerpos?

Además de quedar en la periferia de las ciudades y ser vandalizados, los cementerios tradicionales, compiten con nuevas alternativas al momento de decidir sobre los cuerpos en defunción. Cremaciones, cementerios parques y osarios, son los espacios con más ocupación. No obstante, los cementerios tradicionales no pierden su esencia como sitios patrimoniales y de la memoria.

Noticias Jesús María conversó con Carlos Alberto Crouzeilles, referente del Área de Investigación Histórica del Museo Nacional, para saber de buena tinta, sobre la situación actual de los cementerios tradicionales y las nuevas alternativas que los ciudadanos seleccionan al decidir sobre los cuerpos fallecidos.

El historiador respondió que hoy en día, la práctica tradicional del cementerio de hace 50 años, “no es la misma” que se lleva adelante en estos tiempos. Dichas prácticas, explicó que están relacionadas con la cuestión de la fé de cada persona, “cuando hoy también está un poco debilitada”.

Actualmente, se ponen en práctica políticas diferenciadoras, en las que los cementerios tradicionales compiten con nuevas alternativas , muchas veces originadas por modas. Hasta hace un tiempo, la única opción eran los cementerios tradicionales, cuando en el presente, existen las cremaciones, los cementerios parques y los osarios.

” Son espacios que a la larga van a tener ciertos inconvenientes, no como patrimonios, ni lugar de la memoria, sino que la gente está buscando diferentes alternativas con respecto a qué hacer con los cuerpos de los muertos”, reflexionó el historiador sobre los cementerios tradicionales.

Si bien, remarcó en la importancia y funcionalidad de estos lugares, explicó que son espacios que están quedando en el centro-periferia de las ciudades. En palabras de Carlos; “evidentemente se está imponiendo como moda, una nueva forma de qué hacer con los cuerpos de los fallecidos”.

Hoy en día, las nuevas opciones relacionadas a las cremaciones o cementerios parques, no están totalmente enlazadas con la fé y deja entrever que “hay todo un elemento que es nuevo”.

Según informó el servicio de sepelio Brandalisi, la mitad de los fallecidos, actualmente son cremados, arrojando un total de 12 cremaciones al mes. Un dato no menor, es que un velatorio, actualmente cuesta 290 mil pesos.

Las parroquias, cuentan con un osario en donde depositar las cenizas de los cuerpo fallecidos y funciona como un espacio que tiene un peso simbólico muy grande. Implica la cercanía del cuerpo en defunción con Jesús, donde la eucaristía sugiere una cercanía devocional y de culto trascendental para las personas con fé.

Los cementerios tradicionales, se mantienen más bien como sitios patrimoniales, espacios de la memoria de un pueblo en cuanto a sus primeros habitantes ilustres y de la población en general. Además otro conflicto, ante la preferencia de dichas alternativas, es que son vandalizados por poseer plaquetas de cobre o bronce, quedando sin registros.

Los cementerios tradicionales, como lugares periféricos

Hay patrones comunes en los cementerios, donde a partir de la mitad del siglo XIX dejan de estar a disposición de las ideas liberales. La sociedad se va relacionando con otra mentalidad y racionalidad económica, en la que surge una separación entre la Iglesia y el Estado, generando consecuencias en los lineamientos urbanos de la ciudad.

De allí que los datos relacionados a las enfermedades, defunciones, nacimientos y casamientos dejan de estar en las Iglesias y se conforma lo que actualmente conocemos como el Registro Civil. Es un proceso en el que estas cuestiones “dejan de estar en manos del clero, para estar en manos del Estado”, contó Carlos.

En este sentido, desde el año 1850 en adelante, dichos datos deberían buscarse en los libros parroquiales de las iglesias, dada la inexistencia del Registro Civil.

Frente a esta situación, los cementerios tradicionales, antes caracterizados como nichos, por cuestiones relacionadas al desarrollo del ámbito urbano, eran inaugurados en la periferia del núcleo de las ciudades.

Con el crecimiento de la población, las personas fueron habitando lugares periféricos y zonas aledañas quedando los cementerios en el centro periferia. Como sucede por ejemplo con el cementerio en desuso de Sinsacate o el de barrio Latinoamérica.

Según informó el intendente de Sinsacate, la localidad tiene de 10 a 13 fallecidos por año y no dispone de un cementerio en marcha. A pesar de haber comprado un terreno destinado para ésto, al costo de 700 mil dólares.

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