La moto que hace 62 años está en la misma familia

Fue adquirida por Don Celestino Borgogno y ahora es de su hijo, Daniel, que dialogó con Noticias Jesús María y contó parte de la historia de esta Vespa ’62 GS de 160 centímetros cúbicos, que guarda más anécdotas que kilómetros.

Cuando uno pasa por la esquina de Italia y Yadarola, frente al taller de Gino Borgogno, es imposible no deslumbrarse con la blancura de la Vespa que casi siempre está estacionada sobre la vereda.

Pero no sólo es un deleite para los fierreros, sino que también forma parte de las reliquias familiares.

Fue adquirida por Don Celestino Borgogno en 1962 y desde entonces se convirtió en su único medio de movilidad.

Daniel, su hijo, es quien resguarda este verdadero ícono de dos ruedas y recuerda emocionado algunas de las anécdotas vividas junto a su padre, incluso algunas caídas que todavía resuenan en la memoria.

Desde que era un niño, lo llevaban en la parte delantera de la motoneta, hasta que finalmente pudo empezar a pilotearla.

Es una Vespa de 1962 modelo GS, de 160 centímetros cúbicos y de edición limitada. Una de las pocas que hay en el país. Llegó a la Argentina desde Italia, donde se encuentra la firma Piaggio, que es la fabricante.

Su versatilidad y confiabilidad la hacen realmente ponderable y aunque tiene más de seis décadas en las rutas, está como nueva. Siempre se la mantuvo intacta y se realizan todos los mantenimientos que necesita.

Daniel bromea diciendo que eran los scooters de la época y, de hecho, las vespas fueron una inspiración para este tipo de motos más modernas.

Comenzaron a fabricarse en 1946 y en Europa fue un vehículo muy popular, dado que accedían a ella todos aquellos que no podían comprar un auto.

Daniel es un apasionado de la mecánica, aunque se dedicó siempre a otra cosa. Ahora ve su hijo Gino en el taller y siente un gran orgullo. “Está cumpliendo un sueño que siempre tuve”, afirmó.

Él sigue circulando en la hermosa motoneta que es admirada por todos aquellos que la ven pasar como una especie de viaje en el tiempo.

“Era de mi padre, tiene mi misma edad, la tentemos desde siempre, no debe haber ninguna moto con esas características”, comentó, recordando seguramente a Don Celestino.

Aseguró, además, que para él no tiene un precio y no la vendería por nada del mundo.

Ese viejo y bello armatoste está cargado con miles de recuerdos que le llenan el corazón.

Daniel espera con ansias tener nietos para poder llevarlos en la parte delantera, como en algún momento viajó él y viajaron sus hijos.

Los tiempos cambiaron, pero el amor por la Vespa de la familia, sigue intacto y grabado a fuego.

¿De dónde viene el nombre?

Daniel contó que Enrico Piaggio se inspiró en las abejas para darle la forma aerodinámica que tiene la motoneta y por eso le puso “Vespa”, que significa “avispa” en italiano.

Pero además de su forma, tan característica y que ya es marca registrada de la firma, también tiene un sonido de motor que remite al zumbido de estos intrépidos insectos voladores.

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